El pasado 3 de mayo se celebró en Tetuán una jornada de capitalización sobre los resultados logrados por el Convenio titulado “Integración socio-económica de personas en situación de exclusión a través de la institucionalización de un modelo de educación, formación, e inserción profesional (EFIP) integrado por actores públicos, privados, y de la sociedad civil”. Se trata de un proyecto ejecutado por las ONGD españolas Codespa y Casal dels Enfants desde principios de 2015 en las regiones de Casablanca, Tánger-Tetuán-Alhucemas y Oriental, y con un presupuesto total de 2,5 millones de euros. Los principales socios locales del proyecto son el Ministerio de Educación y Formación Profesional (en particular la Dirección de la Educación No Formal), la Entraide Nationale y 3 ONGs consideradas “de referencia”: Atil (en Tetuán), Al Jisr (en Casablanca), Al Amal (en Oujda) las cuales, a su vez formal, acompañan y trabajan con 18 asociaciones de base. En esta última fase del proyecto están teniendo un especial peso los actores privados (empresas, asociaciones empresariales…) y la agencia marroquí de empleo, ANAPEC.
Gracias a este proyecto cerca de 2.000 jóvenes no escolarizados o que habían abandonado la escuela se beneficiaron de un programa que combina una “puesta al día” en competencias básicas (lectura-escritura, matemáticas, comunicación), que se corresponde con el programa marroquí de Educación No Formal, y una Iniciación Profesional (IP) en una o varias ramas de especialización de 6 meses de duración compuesta de una parte teórica y otra práctica. Más de la mitad de los que terminaron este programa se matricularon después en un curso de Formación Profesional por Aprendizaje, compuesta de un 80% de prácticas y, de ellos, unos 200 han logrado ya un empleo formal relacionado con la rama que escogieron. Los demás están siendo acompañados en la búsqueda de empleo o en la preparación al autoempleo, y se espera que esa cifra aumente en las próximas semanas. Algo más del 50% de los beneficiarios son chicas y todos ellos fueron seleccionados en base a criterios de exclusión y distintas dificultades de acceso por si mismos a la formación y al empleo (cargas familiares, problemas económicos, etc.)
Durante todo el proceso los jóvenes fueron acompañados, guiados y asesorados por una trabajadora social, cuyo rol es, junto con la IP, el principal punto fuerte o aspecto clave e innovador de este proyecto. El tercer punto fuerte de este programa es el componente de formación en las llamadas competencias de vida (life skills) y competencias personales e interpersonales (soft skills), como son las competencias comportamentales, comunicativas, de trabajo en equipo, liderazgo, etc, tan necesarias para que los jóvenes puedan readaptarse a la disciplina y al ritmo de clase, facilitar la adquisición de competencia técnicas y lograr el éxito en la inserción socio-profesional, para que los jóvenes se integren, en un sentido amplio, en un entorno profesional.
La jornada celebrada en Tetuán sirvió para hacer balance de los resultados alcanzados por el proyecto en la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas pero, sobre todo, para reunir a algunos de los 48 chicos y chicas que, tan solo en esa región, han logrado un empleo formal, así como a algunos de los formadores que han participado en la IP y conocer, de primera mano, sus experiencias y lecciones aprendidas más útiles para seguir avanzando en esta línea (ver imagen de portada). Todos los testimonios resultaron de enorme interés y gran valor, destacándose, entre otras, los siguientes aprendizajes:
- Casi todos ellos, como es el caso de un joven de la comuna tetuaní de Fndeq, declararon que se encontraban en una situación “cercana a la delincuencia” y de consumo habitual de droga cuando alguien de su entorno (normalmente de las asociaciones de base que participan en el proyecto) se les acercó a hablarles de este programa. Este joven es ahora auxiliar de enfermería y pretende seguir estudiando para llegar a ser enfermero y, al igual que una veintena más de compañeros de promoción, trabaja en el hospital de Tetuán. Todos los jóvenes presentes manifestaron que este programa cambió radicalmente sus vidas, sus amigos y sus hábitos de vida, además de haberles permitido tener mayor autoestima al sentirse por primera vez respetados y admirados por las personas de su entorno, empezando por sus propias familias. Una de las jóvenes presentes es ahora peluquera y ambiciona crear un día su propio negocio, algo que le habría parecido inverosímil hasta hace dos años.
- Todos los formadores destacaron y alabaron el trabajo realizado por las trabajadoras sociales, reconociendo lo delicado de su función, al entrar a menudo en intervenir en aspectos muy personales de la vida de los jóvenes para tratar de vencer los obstáculos que les impedían o dificultaban participar o continuar en el programa.
- El formador en el módulo de cocina y repostería (uno de los más demandados a causa de los programas de televisión) reconoció que el origen de estos chicos y chicas requirió que tuviera que dedicar gran parte de su tiempo libre y fines de semana a encontrar empresas dispuestas a que estos jóvenes realizaran las prácticas y, después, en hacerles seguimiento durante todo el proceso. Todo ese esfuerzo se ve recompensado al ver, entre otros muchos, el caso de uno presente durante el taller, trabajando hoy en un obrador de pastelería en el que es el encargado, además, de acoger a los nuevos estudiantes en prácticas.
- Tanto formadores como beneficiarios identificaron como mejora a introducir la ampliación de la duración del componente IP, entre otras cosas, por el diferente nivel educativo con el que partían los distintos participantes. El formador en mecánica y electricidad sufrió especialmente este aspecto, lo que le llevó a cambiar el orden previsto de los módulos y realizar adaptaciones a medida de los estudiantes con mayores dificultades aprendizaje.
Este proyecto ha permitido también importantes sinergias entre la sociedad civil y las distintas administraciones públicas y sus programas, como es el caso del Centro de Formación de Taboula de la Entraide Nationale, creado en el pasado por otro proyecto de cooperación, y que este programa permitió que se reactivara y se estén ahora aprovechan sus instalaciones y equipamiento.
El evento contó también con la participación de otras agencias de cooperación (UNICEF, Canadá, Suiza…) que enriquecieron el intercambio y el debate compartiendo sus experiencias en proyectos similares.